Trabajando juntos para restaurar los ecosistemas costeros de Sal, Cabo Verde
Piensa en tus últimas vacaciones en la playa. Imagínate el cálido resplandor del sol en tu rostro, el relajante sonido de las olas rompiendo en la orilla, en la mejor manera de restaurar la mente, el cuerpo y el espíritu. Pero hay otra pieza esencial del paisaje que quizás no recuerdes: la presencia (o ausencia) de dunas de arena onduladas justo detrás de ti.
Aunque a menudo se las considera simplemente el telón de fondo para un buen día de playa, las dunas de arena desempeñan un papel importante en el mantenimiento de ecosistemas costeros saludables. No solo sirven como hogar para muchas especies únicas de plantas y vida silvestre terrestre, sino que también son fundamentales para proteger las áreas del interior de inundaciones y tormentas. Las dunas de arena también sirven como una barrera esencial contra la contaminación lumínica de los desarrollos costeros, que pueden disuadir a las tortugas marinas de anidar, así como desorientar a las crías al desovar, lo que en última instancia afecta su supervivencia.
Desafortunadamente, en los destinos de mucho turismo como la isla de Sal, en Cabo Verde, los ecosistemas costeros sufren una presión creciente debido a la urbanización, la extracción de arena y el uso de vehículos no regulados en toda el área de dunas.
El icónico tramo de playa conocido como Costa Fragata no es una excepción. Un punto de acceso para el viento y el kitesurf, también alberga una plantas nativas y endémicas, muchas de las cuales están catalogadas como en peligro por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). También proporciona un hábitat esencial para la tortuga boba, en peligro de extinción, que llega a la playa para anidar de junio a octubre. El aumento de las actividades turísticas que degradan la zona, como los recorridos en quad y las excursiones de vida silvestre no reguladas, han dejado este ecosistema gravemente agotado e incapaz de recuperarse sin una intervención humana para su conservación.
El éxito de esa intervención depende de muchos factores, pero el más importante es un arbusto pequeño pero robusto llamado tamarisco senegalés, conocido localmente como Tarrafe. Al igual que muchas plantas costeras, se adapta bien a entornos secos y ventosos: crece cerca del suelo para reducir el movimiento de la arena con vientos fuertes y su robusto sistema de raíces permite un crecimiento continuo incluso cuando las partes están arrancadas.
En Cabo Verde es tan emblemático que muchas zonas del archipiélago llevan el nombre de la planta (Tarrafal). Esta especie tiene un papel muy importante en los ecosistemas costeros ya que ayuda a construir y fortalecer grandes dunas. En Sal, se utilizaba tradicionalmente para leña antes del desarrollo de la isla, lo que provocó una reducción drástica de su población. Como resultado, ahora es una especie protegida.
Junto con nuestros socios, los hoteles RIU, Áreas Protegidas y el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, establecimos una iniciativa para reintroducir el Tarrafe en los ecosistemas locales, a través de la creación de un vivero de plantas en la playa del Riu Palace Santa María. Con la ayuda del personal, las autoridades locales y los visitantes del hotel, hemos plantado más de 200 ejemplares. Una vez que hayan alcanzado un tamaño adecuado, las replantaremos a lo largo de la costa para apoyar la regeneración de los ecosistemas de dunas locales.
Sin embargo, estos ecosistemas de dunas solo pueden prosperar si tanto los residentes como los visitantes mantienen la integridad de los ecosistemas. Entonces, ¿qué significa esto para las vacaciones en la playa que está planeando? Primero, es importante seguir los caminos designados y evitar pisotear las dunas y la vegetación justo detrás de la playa. Si planea ir en un quad o en cualquier otro vehículo, asegúrese de que la empresa realice recorridos de manera responsable y también siga los caminos designados, y no se olvide de dejar la playa tal como la encontró, o incluso limpiarla. La naturaleza se lo agradecerá.